El legado de Anthony Jackson

Por Art Bromage from Seattle - Anthony Jackson in Flickr, CC BY-SA 2.0
Por Art Bromage from Seattle - Anthony Jackson in Flickr, CC BY-SA 2.0

El pasado 19 de octubre de 2025 falleció Anthony Jackson a los 73 años de edad, aquejado de Parkinson, si bien no están claras las cuausas de su muerte.

Estos días le recordamos por sus innovaciones, de las que destacaremos algunas.

Uso de efectos en el bajo

Anthony Jackson fue uno de los primeros bajistas que usaron efectos regularmente en grabaciones y directos.

Esta canción se publicó en 1973. Seguramente había ya más bajistas aplicando efectos en sus líneas de bajo, pero esta es una de las primeras canciones que tuvo gran éxito en la que la línea de bajo con efectos tenía gran importancia en el arreglo.

Otro ejemplo con este sonido de «phaser/flanger», en el álbum de Quincy Jones «Sounds…and Stuff Like That!!» En 2:25 se le escucha intercambiando frases con este sonido con Micheal Brecker al saxo, también con efectos.

Extendiendo el registro del instrumento

Es de sobra conocido el papel del Anthony Jackson en el desarrollo del bajo eléctrico de 6 cuerdas, guitarra contrabajo, en sus palabras.

Antes de empezar este desarrollo, AJ amplió el registro habitual del instrumento, usando a menudo afinaciones alternativas y bajando la afinación del instrumento, para tener este extremo grave que el bajo convencional no le daba. En numerosas canciones de finales de los 70 y principios de los 80 escuchamos en grabaciones notas que caen por debajo del E1 estándar del bajo.

En «Clouds» afinó el bajo en C F Bb Eb, una tercera mayor por debajo de la afinación habitual, poniendo cuerdas más gruesas, acomodando la cejila, alma y puente.

De alguna forma fue pionero en estas líneas de bajo con notas tan graves que por entonces solo se podían tocar en teclados.

En este artículo en Guitar World comenta que una de las primeras objeciones que le pusieron es que estas notas tan graves no se oirían bien en los altavoces de una televisión o de un coche.

“I asked Carl Thompson to build me a bass in 1974. His reaction went from initial polite puzzlement, to resistance, to anger. He didn’t see the purpose in the low B; he felt no one would be able to hear it, as the speakers in cars and television sets were too small. I told him I was certain it would work.»

En 1974 le pedí a Carl Thompson que me construyera un bajo. Su reacción inicial fue de una educada perplejidad, a la resistencia y, finalmente, a la ira. No le veía la utilidad al Si grave; creía que nadie podría oírlo, ya que los altavoces de los coches y los televisores eran demasiado pequeños. Le dije que estaba seguro de que funcionaría.

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