A todos los bajistas en algún momento nos puede llamar la atención o queremos probar el sonido de un fretless. En esta entrada vamos a mostrar cómo hacerlo.
Si quieres un fretless con un acabado profesional, no sigas leyendo: pide a un profesional que te lo haga. De igual forma, si pretendes transformar un bajo con un cierto valor económico, llévaselo a un luthier para que lo haga, que te lo dejará perfecto.
Lo que aquí describo se puede hacer en instrumentos económicos, y con fines puramente didácticos. Lo que hagas en tu instrumento lo haces bajo tu responsabilidad. Podrías estropear irreversiblemente el instrumento, así que tú mismo/a.
ADVERTENCIA
Con un bajo fretless hay que tomar algunas decisiones que afectan al sonido y a cómo se toca. La primera es qué tipo de cuerdas se utilizan (entorchado plano o redondo). También hay que pensar qué acabado se le quiere dejar al diapasón: sin ningún tratamiento o con algún recubrimiento protector (barniz tipo epoxy, cianoacrilato…).
Las cuerdas «roundwound» nos dan el sonido típico de fretless, el que podemos asociar con Jaco Pastorius, Pino Palladino, Tony Franklin… pero sobre un diapasón sin acabar, lo acabarán marcando y haciendo surcos, de forma más acusada cuando más blanda es la madera. Jaco Pastorius lo solucinó barnizando el diapasón con una resina de tipo epoxy, pero esto implica que cambia algo el timbre del instrumento.
Resumiendo mucho, si queremos un sonido más parecido al contrabajo, lo recomendable es tener un diapasón de madera más bien dura, sin ningún tratamiento y con cuerdas flatwound.
Por el contrario, si deseamos el sonido penetrante y con lo que se llama «mwha», deberemos usar cuerdas «roundwound» y probablemente, tratar el diapasón.
En transformaciones a fretless caseras, como la que aquí vamos a hacer, se puede usar cianoacrilato como acabado protector, se entremezcla con la madera y le da una cierta resistencia y protección frente a la abrasión, aunque no tanta como un acabado epoxy. La ventaja es que es un material fácil de encontrar y de aplicar.
Vamos a utilizar herramientas cortantes como un cuchillo, y vamos a hacer fuerza sobre el traste, que es muy pequeño. Si el cuchillo se escapa sobre el traste cuando estamos haciendo fuerza y nuestros dedos están cerca… podemos tener un accidente desagradable. Nunca puede haber una mano por delante en la trayectoria que pueda seguir el filo de una herramienta.
Vamos a aplicar grandes cantidades de compuestos volátiles, y lijar mucho. Hazlo en un sitio ventilado y usa mascarilla. Las que usamos para protegernos del COVID filtran muy bien.
PRECAUCIÓN
Lo primero que debemos hacer es quitar las cuerdas, desmontar el mástil y quitar la cejilla. Normalmente con unos golpecitos suaves se suele despegar.
En instrumentos económicos los trastes suelen venir fijados con algún tipo de cola. Es más barato fijar los trastes de esta forma que haciendo las ranuras precisas que puede hacer un artesano. Debemos ablandar este pegamento.
A continuación, empezamos a levantar los trastes poco a poco con el filo de algún cuchillo viejo. Hay que hacerlo con cuidado para no astillar la madera.
El mayor riesgo en esta etapa es que se astille la madera. En el bajo que estamos haciendo, la madera es bastante quebradiza. Para minimizar el riesgo, conviene que la madera esté hidratada e incluso un poco humedecida.
Cuando se nos astille, hay que pegar el trozo con cola, si no, luego nos costará mucho igualar el diapasón.
Una vez que tenemos el diapón sin trastes, comienza el proceso de igualar la superficie. En esta aproximación «casera» y para aficionados, hemos optado por usar cianoacrilato con dos objetivos: rellenar los huecos de los trastes con la propia madera del diapasón y formar un recubrimiento protector. Al lijar conjuntamente el diapasón con el pegamento, el fino serrín que se suelta se mezcla con el pegamento y forma una pasta muy dura del mismo color que el diapasón, con lo que conseguimos que las ranuras de los trastes no se noten mucho.
Si quisiésemos que los huecos de los trastes quedasen marcados en otro color, se puede usar pasta de madera para rellenarlos y luego seguimos el proceso.
Vamos poniendo pegamento de cianoacrilato (tipo Super Glue o Loctite) en grupos de tres o cuatro trastes. A continuación, con una lija no muy gruesa, lijamos encima del cianoacrilato. La idea es que el serrín que arrancamos con la lija se mezcle con el cianoacrilato y rellene los huecos, tanto los de los trastes como las posibles astillas que se han levantado. Al principio de un poco de miedo de lo mal que queda. Vamos repitiendo aplicaciones de pegamento y lijado poco a poco, hasta que veamos que se van rellenando los huecos. Otra aplicación más de pegamento. Viene bien que haya serrín en el diapasón. También podemos poner un poco de serrín que vamos teniendo en la mesa de trabajo sobre el pegamento y volver a lijar. Los huecos de los trastes ya se han rellenado de la mezcla de pegamento y serrín del diapasón, pero todavía queda mucho por igualar. Ya va estando más igualado. Como estamos usando una lija algo gruesa, el diapasón queda bastante marcado. Luego lo igualaremos. Lo que interesa es que no haya huecos en la madera. Poco a poco, lijando vamos a conseguir rellenar todos los huecos. Poco a poco, lijando vamos a conseguir rellenar todos los huecos. Queda algún hueco muy pequeño, para rellenarlo, aplicamos una gota del pegamento y volvemos a lijar sobre el pegamento. El momento de pasar ya a una lija más fina es cuando al pasar el dedo sobre el diapasón no notamos la ranura de los trastes al tacto.
El proceso descrito hay que repetirlo varias veces, la superficie del diapasón debe quedar totalmente lisa, sin ninguna irregularidad ni zona sobresaliente.
Una vez que hemos terminado, pasamos a montar el mástil con dos puntualizaciones:
- La cejilla necesitará ser rebajada, al menos tanto como la altura de los trastes.
- Las silletas del puente tendrán que bajarse igualmente. Si llegásemos al tope de lo que pueden bajar y aún así quedasen muy altas, tendríamos que limarlas por debajo o calzar el mástil para acercar el diapasón a las cuerdas.
Tras lijar con un lija más fina (podemos ir aumentando poco a poco de número hasta un 1000) el diapasón ya no presenta ningún hueco ni resalte. Al montar las cuerdas, debemos revisar la curvatura del diapasón. Si está muy recto, no sabremos si cerdea porque hay algún punto irregular o porque está demasiado recto. Mejor, hemos aflojado el alma y ahora el diapasón ya tiene un poco de curvatura: las cuerdas no cerdearán.
Una vez montado el diapasón empieza la fase que puede resultar más tediosa. Si no hemos sido concienzudos, pueden quedar pequeñas irregularidades en el diapasón que no son visibles, pero al tocar, nos encontramos con zonas con zumbidos o incluso notas muertas.
Al ir tocando, si notamos algún cerdeo, zumbido o nota muerta, con un rotulador marcamos la posición en el traste siguiente al ruido. Puede haber varias posiciones problemáticas.
En este caso, se trata de ir tocando en cada cuerda, desde el grave al agudo, todas las notas, incluso las que quedan entre dos trastes. Si localizamos algún zumbido o cerdeo excesivo, marcamos con un rotulador en el traste siguiente al ruido. Si ha habido suerte, serán pocas notas, se pueden aflojar las cuerdas y apartarlas, entonces lijamos un poco hasta que desaparezca el ruido.
Si el problema es muy generalizado y el diapasón tiene la suficiente curvatura, probablemente no nos quede más remedio que volver a quitar las cuerdas y darle una buena sesión de lijado para igualar todas posibles protuberancias e irregularidades.
Hay instrumentos en los que los marcadores de las posiciones coinciden por donde pasan las cuerdas. En estos bajos es probable que tengamos problemas: los marcadores tienen diferente dureza y nos costará mucho trabajo dejar una transición totalmente igualada entre la madera y el material del marcador.
Finalmente, conseguiremos que todas las notas suenen claras y sin cerdeos. Nos quedaría ajustar el instrumento a nuestras preferencias. Si buscamos el típico sonido «mwha» deberemos usar preferentemente cuerdas «roundwound» y una acción más bien baja. Para un sonido más cercano al contrabajo, las cuerdas «flatwound» y una acción más alta pueden ayudarnos a conseguirlo. No obstante, la técnica será la que nos haga sonar de una forma u otra: la posición de la pulsación, la pastilla que esté sonando… todo un nuevo instrumento que explorar.
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