¿Está dañando el coleccionismo a los músicos?

Limited Edition Phil Lynott Precision Bass® - 12.500 USD

Leemos en No Treble la última creación de la Fender Custom Shop: una réplica del Precision de Phil Lynott. Es el típico Fender Precision con un puente Badass y golpeador de espejo como el que usaba el difunto Phil Lynott. El precio según No Treble será de 12.500 dólares estadounidenses, y sólo se fabricará una serie limitada de 60 unidades.

Es obvio que pocos músicos profesionales tendrán interés en adquirirlo, puesto que musicalmente este bajo no aporta nada, y montar un Precision al «estilo Phil Lynott» debe suponer poco más de 2.000€ usando los mejores componentes (un Precision de gama alta).

Así pues, es un instrumento claramente destinado a los coleccionistas y músicos amateurs caprichosos con dinero. En principio esto no debería afectar a los músicos, puesto que son mercados diferentes: por un lado usuarios con dinero y coleccionistas que pueden pagar precios de escándalo por estas series limitadas y por otro lado los músicos que necesitan un buen instrumento, fiable, con buen sonido y sin más pamplinas.

¿Perjudica a la larga el coleccionismo y las «series limitadas» a los músicos?

Como decíamos hace unos párrafos, son segmentos de mercado diferentes los que aquí tratamos, pero surge la duda o el debate respecto hasta qué punto las series exclusivas pueden «tirar de los precios» hacia arriba y acaban perjudicando al músico que trabaja o estudia con un instrumento y no los colecciona.

¿Y los instrumentos «signature»?

Otro fenómeno que puede tirar de los precios a la alza son los instrumentos «signature».

Fender Flea Signature Jazz Bass, 1.200€ aprox.
Fuente: Thomann

Tomemos como ejemplo el Jazz Bass de Flea, básicamente es un Jazz Bass convencional con un acabado desgastado (relic) y circuitería clásica (dos potenciómetros en tándem de tono y volumen, estuvieron disponibles poco tiempo y en seguida se pasó a la configuración clásica de dos volúmenes y tono general).
Este bajo cuesta aproximadamente 1.200€. Es un modelo fabricado en México con componentes bastante convencionales. Por comparar, los bajos de la serie «Player», también fabricados en México cuestan unos 700€.

Hay que irse a las series «Performer» o superiores para igualar este precio de 1.200€. Estas series están fabricadas (se supone) con mejores maderas, herrajes y pastillas, así como un control de calidad mayor y un proceso no tan automatizado.

Esto quiere decir que por el hecho de tener la «signature» de Flea y algún adorno cosmético más hemos sacrificado una supuesta mejor fabricación y componentes por el mismo coste del instrumento.

Listado de precios de diferentes Jazz Bass. Tenemos las series «Performer» y «Deluxe» (fabricadas en EEUU) y el bajo «Flea» (fabricado en México)

Está claro que para que el artista de turno ponga su firma en un determinado producto hay que pagarle, pero, ¿significa esto una garantía de calidad? Volviendo al ejemplo de antes, en términos musicales, ¿es comparable en calidad y sonido un Jazz Bass «Flea» a un «Performer» o a un «Deluxe»?

1 comentario

  1. Puro marketing… al final términos como nostalgia, fama, reputación, etc. imperan no solo en el mundo del bajo, sino en cualquier producto. Yo siempre lo digo, mi G&L L-2000 le da mil vueltas a muchos bajos del rango de los 1.200/1.700 euros, y me costo 800… es lo que tiene que mucha gente desconozca esta fabulosa gama de instrumentos que Leo comenzó en su momento… Gran artículo, gracias por compartir!

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